Nos habíamos quedado con la opción de la coedición, veamos que cuales son las diferentes opciones que se nos presentan y lo más importante, en que consiste este sistema.
¿Coedición? ¿Y
eso que es? ¿No será una nueva cochinada de esas que se ofertan en las páginas
de contactos de los periódicos, incluso de los de derechas? No, claro que no,
¿quién iba a querer hacer esas guarradas con un ama de casa de mediana edad? Es
más sencillo: se pone la mitad de lo que cuesta sacar el libro, que no sé por
qué, pero siempre suelen ser unos tres mil preciosos euros, y la editorial promete
vender sin tasa, como jamones de jabugo. O en su defecto, hay que comprar la
primera tirada. Pero claro, ¿Qué hacemos luego con una montaña de libros con
nuestra foto, aquella donde parecemos terroristas, en la portada? Mi gozo en un
pozo. Por no decir que no estamos para dispendios y menos de tres mil eurazos.
Si uno es terco y expeditivo, como
es el caso, va a caer en lo que he dado en llamar “la editorial de los pobres”,
es decir, Bubok, en el caso patrio y Lulu allende los mares, en los Estados
Unidos de América. Hay que hacerlo todo, como don Juan Palomo: corrección,
maquetación, portada, y si uno quiere vender algo, publicidad. Por un nada
módico precio ellos también lo hacen, pero hay que dar un riñón para pagarlo y
dejar el otro en depósito. Así que uno se mete a editor y saca algo de portada
bastante aparente (más en el caso de Lulu, Bubok es muy floja en portadas y
solo hace tapa blanda) y al final uno mismo se compra tres o cuatro ejemplares:
uno para babear sobre él y los otros porque son un regalo socorrido para santos
y cumpleaños; para el que lo hace; quien lo recibe no sabe muy bien qué hacer
con el tocho. Algunos amigos con buen corazón también compran algún ejemplar,
sobre todo como medida terapéutica para evitar depresiones del autor.
1 comentarios:
Huelga decir que la autoedición sirve para aquello de la vanidad personal de ver al fruto de tus entrañas o mente (cada uno escribe desde donde le da la real gana) en formato libro. Ahora, lo que es vender...ná de ná. Para eso tiene que haber marketing, tristemente
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